domingo, 9 de diciembre de 2007

Enteogenía I


Un departamento pequeño. Entre el humo de los cigarros, poco a poco se materializan tres espectros: F. Zori, Lirian. M, y J. el Rojo. La música es poco distinguible. Los seres vivos pasan de vez en cuando junto a los tres espectros, o los atraviesan, ignorando sus palabras. La luz tenue se mantiene durante toda la escena:


M: La calma de los besos que transcurren en momentos interminables
J: Perfecciones circulares, secretos entrañables
F: Evidentemente las circunstancias
no llevan a ninguna consecuencia.
Evidentemente querría poseer el infinito en un irreflexivo parpadeo.
M: Yo que creía que la vida era corta, ahora pienso que las alas de mariposas son largas como mis lágrimas.
J: Por eso son buenas las texturas de realidad que aparecen de vez en cuando
F: Y, fácticamente, la historia se remite a un solitario punto
perdido sobre el papel.
Se remite a un trazo
olvidado y recubierto sobre el papel solitario...
M: Cada beso que das a la almohada cuando piensas en el mañana, cada lengua que corre por mi piel, su piel.
J: Cuando el sueño se encarna y se torna intocable
F: Tengo, latente, la soledad del alcohol.
Tengo, latente, la olvidada conciencia
de la pluma que es solitaria como los cuerpos y siempre termina en...

La música continúa. Las personas siguen atravesando a los espectros sin notarlos, sin escucharlos. Luego de que terminan de hablar, los espectros poco a poco se desvanecen en la noche...

Diego, Miriam, Jonás

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