catedral de Toledo
el viento cruza amplios pasillos
con el ronco bramido
de un toro bravo de ocho siglos.
el silencio se entrecorta
y da paso al piar de los pájaros
que permanece inmutable y sereno
como si los pájaros no murieran,
o como si ocho siglos
fueran este instante
y todos los instantes por venir.
un pájaro inmortal como el bramido del toro,
o los ojos de los santos desgastados en las paredes
que apuntan a un cielo luminoso
en el momento de la ascensión.
los segundos son tan iguales que no pasan.
los colores devienen un opaco similar.
nuevos brotes en viejas raíces.
el repique de ocho siglos de una campana
colina abajo, colina arriba,
el bramido de un toro de ocho siglos
y una lluvia y toda la lluvia.
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