martes, 2 de febrero de 2010

Año Nuevo

2. Purgatorio
 
A veces no sé mi nombre
Me duele el cuerpo, me duelen los pies de tanto caminar
Los silencios que penetraron mi espalda como gruesos suspiros de cal
Y las noches de angustias vacías, discos rotos y cosas que pudieron ser
Tengo dolor mucho dolor y no sé por qué  ni de dónde viene
Estoy enojado conmigo, estoy furioso conmigo, tengo ganas de hacerme mucho daño
A veces creo no puedo con todo, mi peso me abruma a martillazos y he pensado en matarme
He llorado sin razón canciones estúpidas en una noche de gargantas rabiosas después de muchos tragos
Tengo al alcance de la mano lágrimas afiladas, voluntad y pocas notas, el final del dolor pero no sé cómo usarlo
Extraño muchos besos, muchos cuerpos, muchas veces tu cuerpo
Pero tu cuerpo no es tu cuerpo en la soledad agria que navega mi garganta
Tu cuerpo es un puñado de aire a la mitad de un viaje sin rumbo, del que pensé nunca regresar
Tu cuerpo es un suspiro que vendrá, una rebanada de asfixia, un jadeo desesperado sobre mi cuerpo cobarde
Y sin embargo no tengo el valor de dar el primer paso adelante, tirar la carta del ahorcado
Pero creo que empiezo a entender las cosas

Supe comer tierra como los animales cuando se mueren de hambre
Supe el enfrentamiento, los momentos previos al enfrentamiento
Supe gotas de sudor cayendo por mi frente mientras quitaba las piedras para dormir sobre la tierra
Todavía no estoy ahí pero supe cantar como si estuviera, me confesaba  el más pendejo dolor
Soy culpable de no quererme a mí mismo, de una hipocresía bestial, de arrancar mis propias alas
Soy responsable de quererme de más, de cubrir las yagas de un cuerpo desnudo con palabras y palabras
Quiero quitarme mi muerte de los hombros, decirte mi poesía, mi luz, levántate ¿dónde estoy?
Ahora entiendo el fuego que arde debajo de la sangre, la lumbre de promesas rotas y viajes en vano
Soy esclavo de un universo de hubiera en donde sigo esperando aparecer, soy huésped del silencio
Si fuera más viejo me volvería de polvo y un viento murmullo arrastraría cenizas por la calle
Nací con las piernas chuecas, con los arcos caídos, con las rodillas chocando a cada paso
A cada paso estaba a punto de caer, a cada paso caigo, si sigo así a cada paso caeré
Estoy escalando una escalera suspiro, una escalera de tiempo, una escalera de minutos y segundos
Tengo las herramientas de mi propio destierro, de los días en que necesitaba un abrazo y tuve miedo de saltar

El abismo

La cal de las paredes, las lágrimas que no secan, tengo gruesos cristales de sal sembrados en la tierra
Me estoy limpiando de ladridos roncos, pinto con mi sangre colores distintos y ritmos voraces
Estoy buscando las flores de sal que sembré, estoy quitando las escamas de mi vientre para hacerle el amor a la vida
Estoy sacando las nubes de mis párpados para que mi corazón reviente con mordidas de luz

sábado, 2 de enero de 2010

Año Nuevo

1. Humo
humo
como el ladrido
de un hocico rabioso

un jadeo
en las axilas
de un pordiosero

un orgasmo agrio
continuo

un acorde
roto en el tiempo
y el tiempo
hecho pedazos
sobre la piedra
de la calle
de una ciudad
destruída
hace diez mil años

ayer

en un año
o dos

qué importa

el sabor obstinado
en el paladar
del último sexo
del día de adiós
no te puedo volver a ver
vete

una puta miseria
una doña puta
de gruesas tetas
cúmulo de enfermedades
pozo
de las yagas de ayer

el entierro
de un hombre cualquiera
nublado
como si fuera
mi propio funeral

a pesar de todo
busco la nochedeanoche
lágrimas tersas
y tetas suaves

como pan
amasándose
contra mi pecho

como cicatrices
de guerras incontables
sin nombre
sin recuerdo

humo
sin recuerdo

ántrax
sangre gota y gota
y un millón de voces
llueven
en el oído
de un niño
que llora de hambre

cuánta pobreza, dice
cuánta pobreza, el pendejo,
cánta pobreza en todos lados
en las calles
en los perros
cuánta pobreza
hasta en los sueños

humo
no voy a dormir

ceniza calisa
carcome la piel

humo
un canto ciego
canto con lepra
canto de olvido
y yo
olvidé
lo que iba a decir

algo importante
un asunto
de vida y muerte

no puedo recordar
cuándo
ni como
el mundo se fue haciendo
tan miserable
huérfano de padre y madre
animal carroñero

antes olía tan bien
entre los pies
y los zapatos rotos
olía tan bien
la suciedad

tentar
con los dedos
las ingles
de los débiles

eyacular bailando
sus gemidos
sus dedos dióscuros
el dolor

humo
el abrazo
a la noche
de una vulva
vacío horizonte

de los secretos
que todos llevamos
a la tumba

por todas las lenguas
que cayeron
nuestras bocas pintas
bocas rabiosas
ladro
como un perro enfermo

humo
dime que te vas
dime que nunca
me vas a buscar
no hay porqué
nunca sueñes
lo de anoche
fue cosa de una noche
y todas las otras noches
también

humo
contorsión
entre las espinas
del último brote
del último incesto

parece mentira
pero todos
hemos violado
a nuestras hermanas
a nuestras madres
a nuestras más preciadas
y delgadas cadenas
que nos atan
al límite
 a nuestros desvalidos
testículos egos

humo de humo

mi piel mojada
comienza
a oxidarse

humo
no soy nadie
nunca fui nadie
el primer día
tuve miedo
de nacer

duermo en el vientre
de una momia

madre universal

olvidé nacer
me quedé esperando
tuve miedo

me puse
a buscar
en mis ancestros
y encontré
humo

lágrimas largas

láminas de polvo

lunes, 28 de diciembre de 2009

Año Nuevo

3. Nunca dudes
 
nunca dudes
del tránsito de las sombras
mientras la mañana baila,
de las redes de cabellos
de las voces de asfixia
de la tibieza de la luna
y el temblor del aliento
que escurre de tu cuello
como savia húmeda
y moja gota tras gota tus pies.

nunca dudes
del día después de la lluvia
de la tierra mojada
de brotes verdes y sonrisas de agua
que germinan debajo de la piel.
de las manos sin descanso
que amasan la tierra
con la forma de tus muslos.
nunca olvides
los silencios de la música
navegando cuerpos oscuros
reinventando horizontes
y armónicas vulvas.

que hay una semilla,
una espora durmiente en tu ombligo
una rebanada de oniria en gestación.
una luz que se acurruca entre tus manos
y se arrastra por tu espalda
y viola tu cuerpo cuando se hace de noche.
un suspiro rocío que moja tus hombros,
una boca que besa tus ojos,
una lengua promesa
que extraña el vigor de tus caderas
y un gemido que busca morderte.

que quiero morirme junto a ti.
y voy a decir tu nombre
hasta que se agote,
hasta que mis párpados se cierren.

domingo, 1 de marzo de 2009

XXI



Para corregir todos los errores
¿debería tener la textura del viento?

el tiempo pasa….
yo me siento en familia.
la tranquilidad…

somos una luz
y nada más que una luz.
luz transparente.

XI


tumba de Fernando Pessoa

tres meses (más o menos)
para llenar un cuaderno de letras.
un año o dos
para no estar de acuerdo
con lo que fuiste
un año o dos antes.
no es un problema de tiempo,
porque el tiempo no existe.
es un problema de presente.
quién somos y cómo somos
lo que somos.
doblegarnos
a nuestros propios límites.

nos queremos tanto
que aun en la muerte
seguimos venerando
nuestros viejos huesos
en nuevos mausoleos.
trascendemos a nuestros muertos
buscando nuestra propia
trascendencia en la muerte.

IX


no podemos perder el tiempo

en esperas
                                    en ilusiones
en risas
                                    en compasiones
en llantos
                                    en maldolores
en miedos
                                    en maldiciones

no podemos perder el tiempo
en minutos
                                    en diluvios
en disturbios
                                    en preludios
en fastidios
                                    en discursos

no podemos perder el tiempo
ni en ti
                                    ni en mí
            ni en ti y en mí

no podemos perder el tiempo
en tiempo
                                    en tierra
en viento
                                    en agua
en vida

no, podemos perder el tiempo
en canciones
                                    en amores
en colores
                                    en sabores
en pasiones
 no podemos perder

no podemos perder el tiempo
ni en ti
                                    ni en mí

ni en ti y en mí no podemos perder
en ti y en mí
                                    el tiempo
           
no podemos perder

V


la nuit et la lune
tarde o temprano
todas las ciudades se convierten
en puntos amarillos a lo lejos.

VIII

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                                                        a Alberto Caeiro


Harto, en fin, de cosas mundanas.

Hasta los colores y las notas,

los cantos y las voces y los últimos cuerpos.

Las caras hipócritas de los artistas modernos;

y no es que sea el único, pero tengo la clave del poeta.

Está tan lejos de todo que profundamente adentro,

y es de colores fuera de todo espectro luminoso.

Está en los detalles subyacentes y cimientes

 

(quizás el Espíritu pero no exactamente el  Espíritu)

 

                        DEL ARTE…

En los puntos sobre las íes,

los trazos invisibles a primera vista,

los puntos rotos en lienzos viejos

y las notas equivocadas cuya errata

dota a la música de un alma libre y fugaz.

 

No está en el cielo, los árboles o la tierra,

ni en sus raíces ni fundamentos,

sino en los detalles que los significan,

que nos significan en ellos.

 

El Poeta es errático y afortunado

como el vuelo de la libélula

que gira en el aire, se aparea con su sombra

y encuentra un fin caótico

estampada en un parabrisas.

II

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catedral de Toledo

el viento cruza amplios pasillos

con el ronco bramido

de un toro bravo de ocho siglos.

el silencio se entrecorta

y da paso al piar de los pájaros

que permanece inmutable y sereno

como si los pájaros no murieran,

o como si ocho siglos

fueran este instante

y todos los instantes por venir.

un pájaro inmortal como el bramido del toro,

o los ojos de los santos desgastados en las paredes

que apuntan a un cielo luminoso

en el momento de la ascensión.

 

los segundos son tan iguales que no pasan.

los colores devienen un opaco similar.

nuevos brotes en viejas raíces.

el repique de ocho siglos de una campana

colina abajo, colina arriba,

el bramido de un toro de ocho siglos

y una lluvia y toda la lluvia.

I

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tren

…y tal vez no decir “traqueteo”

sólo porque el tren salta

y el paisaje se mueve

detrás de las ventanas.

Un viaje es un viaje,

después de todo.

Y la mayor parte del tiempo

las ruedas se deslizan por los rieles

con la suavidad del hielo

y habiendo roto el último hilo de fricción.

 

Paisajes amarillos a lo lejos

con verdes salpicadas, verdes manchas,

arbustos verdes y solitarios

en las llanuras secas del verano

 

como minúsculos archipiélagos a la mitad del Atlántico

o piedrecillas rojas en medio de un desierto de dunas.

 

Pocos kilómetros entre Madrid y Toledo.

Postes eléctricos como vigías a la intemperie,

y sus cables a través de la ventana

recuerdan un oleaje que sube y baja,

y cada tanto

tejen enormes redes que atraviesan el cielo.

Olivares frondosos nacen de la tierra muerta,

luego inmensas llanuras amarillas,

y otros tantos arbustos verdes salpicados,

otras veces olivares y otras sólo tierra baldía.

Un viaje es un viaje, a pesar de todo.

 

A la mitad de la llanura, entre varios y desnudos horizontes,

el tren cruzó una gran laguna de tierra muerta

donde viejos camiones olvidados se oxidaban bajo el sol,

dio un salto y, silencioso, siguió deslizándose a lo lejos.

 

Mientras, los pies del poeta,

profundamente enraizados en la tierra vacía

intentan otro paso hueco,

y sus ojos miran el tren que se aleja,

y su rostro sin expresión se pregunta

en qué momento él se quedó solo

y el tren lo siguió de largo.